M.J. Ancin en su libro El pantano de Alloz Luces y sombras de la construcción de un embalse nos cometa que en :
En 1930 Lerate no había agua corriente en las casas. Las mujeres iban a las fuentes a por agua y bajaban al rio a lavar o lo hacían en los lavaderos. Era un trabajo duro, según cuentan se les quedaban las manos heladas y además tenían que subir el gran peso de la ropa mojada a secarla en casa.
Tampoco había electricidad, ni por lo tanto maquinas que aliviaran el trabajo domestico, así que la dura jornada comenzaba al amanecer y terminaba cuando se iba la luz del sol. Todas las actividades de la casa eran hechas por las mujeres. Limpiar la casa, cocinar ir a por agua, lavar, hacer el pan, además de criar a los hijos y atender a los animales. Un dicho de entonces refleja el lo duro trabajo que suponía: “Amasar y colada, mujer enfadada”

Nos vamos a inspirar en este párrafo para vislumbrar una de las faenas domesticas más dura que realizaban las mujeres—hacer la colada— según la cantidad de ropa el proceso podía durar hasta tres días. Uno para mojar y enjabonar la ropa, otro para calentar el agua y pasar la colada de agua y ceniza y el tercero para el aclarado, y al final el planchado
¿Que es hacer la colada?
En Navarra todavía utilizamos esta expresión aunque cada vez menos, cuando la oímos nos pensamos que es lavar la ropa en una lavadora pero el origen de la expresión viene de hacer colar agua hirviendo entre un envoltorio con ceniza y la ropa blanca que se ponía debajo para de esta manera blanquearla y que quedara como los chorros del oro. Otra cosa muy diferente a hoy , no hace tantos años en los pueblos y algunas capitales sin luz las mujeres tenían que tenían que bajar al rio o al lavadero para esta tarea.
En lerate no hay lavadero y me dicen que no se hizo porque tenían cerca el regacho, al que bajaban por una cuesta bastante empinada.
El remojado se realizaba en la casa o en el rio, se restregaba la ropa con jabón casero y, también se golpeaba o bien contra una madera o contra las piedras, al no haber guantes como ahora se les terminaba haciendo heridas en los nudillos de las manos, en verano era más fácil, pero en invierno con el frio y el agua tan helada que bajaba las manos se les helaban y la tarea era más dolorosa.
El segundo paso era el cocido
Si la ropa la habían remojado en el rio subirla a casa era muy pesado y muchas veces se tenían que ayudar de burros.
Al principio se hacía en un cesto de mimbre que más adelante se sustituyo por un terrizo de zinc.
El cesto de mimbre se recubría en el fondo y la pared con una tela recia de lino para evitar el contacto con la ropa.
Si la ropa la habían remojado en el rio subirla a casa era muy pesado y muchas veces se tenían que ayudar de burros.
Al principio se hacía en un cesto de mimbre que más adelante se sustituyo por un terrizo de zinc. En este proceso debido a los cambios de temperatura era muy normal que les salieran sabañones en las manos



El cesto de mimbre se recubría en el fondo y la pared con una tela recia de lino para evitar el contacto con la ropa.
El cesto se colocaba sobre la coladera que era una bandeja circular de piedra con un reborde por todo el orillo y un saliente acanalado en un lado para que desagüe el agua, debajo se colocaba un barreño para recoger el agua.
Se asentaba la ropa en el cesto y encima una tela de lienzo, sobre esta tela se ponía la ceniza cernida.
Se calentaba abundante agua en una caldera en el fuego del hogaril y la echaban poco a poco sobre la ceniza para que fuera pasando por la ropa.
El agua que salía por el chucho del terrizo se recogía y se volvía a calentar hasta la ebullición, se volvía a verter repitiendo la operación una y otra vez hasta que toda la ropa estuviese caliente… Luego había que aclararla.
Muchas veces cuando todo estaba bien caliente, tapaban el chucho del terrizo con un corcho y dejaban la ropa a remojo con el agua de ceniza. Así mismo me cuentan que solían guardar el agua para fregar los suelos.
Como anécdota nuestra vecina nos comenta que su hermana que viva en Pamplona cuando empezó a traer lejía su madre no queria saber nada de ello decía que no la podía dejar tan blanca.
El tendido dependiendo del tiempo lo hacían al lado del regacho o bien la subían a casa, y después del todo el proceso venia el planchado de la ropa con esa planchas que había que calentar o bien llenar de carbón que pesaban bastante.
Si reflexionamos un poco vemos que no hace más de 70 años la vida tanto para hombres como mujeres era bastante dura.
Fuentes:M.J. Ancin en su libro El pantano de Alloz Luces y sombras de la construcción de un embalse
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