En Lerate todavía tenemos la suerte de tener testigos de cómo fue la vida de este pequeño pueblo antes de hacer el embalse, como vivieron los cambios y como influyo en sus vidas.
Muchas veces no nos damos cuenta de la importancia de la historia de nuestros mayores, testigos de un mundo que no llegamos a conocer, y muchas veces tampoco queremos conocer, una de nuestras testigos nos cuenta “con un ligero brillo en sus ojos” — cuando les cuento cosas a mis nietos “!dicen abuela eso son casas del pasado¡”— La juventud no tiene curiosidad o interés por el pasado, no saben que forman parte de su patrimonio de su memoria.
Las experiencias de nuestros mayores son trasformadoras y si no las recordamos se borra parte de lo que somos, nosotros formamos parte de su mundo, de un mundo que no conocimos pero que los moldeo a ellos y por antonomasia a nosotros.
Es maravilloso oírles hablar del papel de la mujer en la sociedad agrícola, como cultivaban los alimentos a la orilla del rio Ubagua, “nuestra testigo lo llama Ubagua, el cultivo del cereal, como triballan a mano y luego la llegada de la primera trilladora, primer teléfono que llego a Lerate, como transformo sus vidas y las del pueblo la construcción del embalse, “se les saltan las lagrimas cuando hablan de las tierras que perdieron”.
Ellos son los testigos de cómo fue Lerate y como cambio, como transforma sus vida, historias que quizá nunca contaron, aunque las conservan en su recuerdo, y desde esta página queremos darles voz para conocer un mundo que ellos conocieron muy bien pero que nosotros nunca conocimos.
“Perder sus historias es como perder una buena parte de nosotros mismos”.
Hemos comenzado con un pequeño articulo sobre la escuela, hay muchos más en preparación.
La escuela de Lerate se construyo en 1935, se mantuvo en activo hasta el año 1972 más o menos esta información es imprecisa.
Antes de su construcción los niños de Lerate acudían a la escuela de Irrure, iban andando, tenían turnos partidos y ante la imposibilidad de volver a casa a comer y volver a subir a la escuela se llevaban la comida, algunos eran acogidos en casa de familiares o conocidos.
La escuela se construyo con la piedra de una casa que se cayó la casa de los Urra, y la obra la ejecuto Don Nemesio de Riezu, maestro albañil muy afamo en la zona.
En la planta baja estaba la casa del maestro y en la planta alta se acondiciono la escuela, tenía en el medio una estufa de leña para calentar la estancia, nos comenta una antigua alumna que pasaban frio ya que no daba mucho calor y que muchas veces se tenían que llevar los alumnos la leña para poderse calentarse.
Interior de la escuela
La escuela era mixta tenían dos turnos, uno de tres hora a la mañana y otro de dos a la tarde, disfrutaban de media hora de recreo, jugaban juntos chicos y chicas, los juegos más habituales eran el balón prisionero, saltar a la cuerda, tabas y también el marro (a pillar). Asimismo en la hora del recreo a las niñas mayores las ponían a coser y bordar, ya que consideraban que eran mayores para jugar.
La primera hora de la tarde a las chicas se les enseñaba a hacer ganchillo, bordados y coser.
Unas de las primeras maestras, al menos a las que recuerda con cariño nuestra antigua alumna eran Julia Yaniz y Mª Luisa Dornaleteche , eran al principio unos 20 niños y se asistía hasta los 14 años.
Los padres estaban muy interesados en que no dejarían de estudiar ya que les decían que era muy importante.
Otra alumna destaca la influencia que tuvo su profesora Rosaura “a la cual guarda mucho cariño” nos dice que les animo a estudiar y ponía mucho esfuerzo en que cuando dejáramos la escuela siguiéramos estudiando para prepararnos para el futuro, además nos llevaba de excursión “el salir del pueblo nos parecía otro mundo” nos llevo a ver el Acuario de Donostia, a Fuenterrabía, monasterio de Leire, al pantano de Yesa y también a Estella, vamos que aparte de disfrutar mucho con las excursiones, también recuerdo que muchas de ellas eran muy didácticas.
En los años cercanos al 72 al no haber suficientes niños la escuela se cerró y los pocos niños que quedaron en el pueblo tenían que acudir a Garisoain.
Esta es más o menos un poco la historia de la Escuela de Lerate.
* Vista general del núcleo urbano de Lerate, en el valle de Guesálaz, tomada desde el oeste. En primer término, a la izquierda, edificio de las «Escuelas Nacionales» Más atrás, tras varias niñas que posan con abrigos dispersas sobre la calle, casas de la localidad y torre de la iglesia parroquial de San Pedro.
Foto de José Galle Gallego (1898-1983)
Características:
1 Fotografía – 13×18 cm – Gelatinobromuro – Vidrio
Duarante los últimos años y debido al aumento de residentes y visitantes durante el verano en Lerate, las basuras son un problema que nos afecta a todos.
Visto que la decisión de los últimos años de colocar más contenedores no daba el resultado previsto, desde el ayuntamiento se ha lanzado este año una novedosa y atrevida campaña, llamada “Residuos Cero” para concienciarnos a todos, visitantes y residentes, del problema que supone el exceso de basura.
A los visitantes les pedimos que se las lleven, que no nos las dejen, pero creo también que es un momento para que reflexionemos sobre la responsabilidad que todos tenemos de manera individual en la gestion de residuos.
Pero yo me pregunto ¿qué hemos hecho para que se nos plantee este problema? Nuestros abuelos no lo tenían, y ellos también consumían y generaban residuos, ¿qué hacían ellos con los residuos que generaban? ¿Podemos aprender de ellos?
Es verdad que la forma de vida ha cambiado mucho con respecto a la que ellos tenían. Ahora vivimos en una sociedad de consumo, de la abundancia. Nada se recicla, y si se estropea se compra otro. La vida de los productos que compramos es muy corta, porque nos dan todas las facilidades para que consumamos.
La vida de nuestros antepasados era muy diferente. Tenían pocas cosas, y tener más suponía un gran esfuerzo económico, así que había que sacar el máximo provecho a lo que había en casa. Los objetos se arreglaban, se reparaban varias veces si se podía, se les daba otra vida y si no eran de uso diario se prestaban unos vecinos a otros, y luego se devolvía “la ordea”
Si nos fijamos en los recipientes y utensilios que utilizaban en el dia a dia para contener los alimentos, podemos ver que la mayor parte de estos eran reciclabes : vasijas de barro para cocinar, vajillas de cerámica, botellas de cristal para contener los líquidos, de madera o en pellejos de animales, cubiertos de madera, cestos de mimbre y madera, etc.
Como podemos ver, estos materiales aunque parecen frágiles eran de uso frecuente. Cuando se rompian se podían arreglar y cuando resultaban inservibles se integraban en el campo sin contaminar.
Los restos de comidas, que eran poco porque nada se tiraba y se aprovechaba al máximo como han aprendido a hacerlo nuestras madres, los utilizaban para alimentar a los animales, y el resto que quedara lo amontonaban en una compostera que utilizaban después como abono natural de campos y huertas. Los residuos orgánicos de los animales también los utilizaban como abono para los campos.
La ropa que usaban era mínima. La más vieja y remendada era para ir al campo y para diario, y un traje (el que podía tenerlo) o una ropa más decente se la ponían para ir a misa los domingos o para ocasiones especiales. Era igual con el calzado, usaban un par de abarcas para el trabajo diario y un par de zapatos para los dias de fiesta. Comprarse zapatos nuevos era todo un lujo que pocas veces se lo podían permitir.
No se trata de vivir como ellos, porque estamos en otro momento y son otros tiempos. Sólo es una invitación a reflexionar sobre nuestra forma de consumir y si fuera posible hacer nuestro consumo más responsable.
Te propongo algunas cuestiones para ayudarte en esta reflexión:
– ¿Has pensado en reutilizar tus propios recipientes y comprar a granel? Cada vez hay más tiendas que sirven a granel, o quizás puedas comprar en los mercados cercanos
– ¿Puedes utilizar bolsas reciclables? ¿ o llevar tus propias bolsas al mercado? o quizás no necesites meter en bolsas todo lo que compres…
– Todos nos compramos ropa sin necesitarla, pero ¿son más las veces que lo haces porque lo necesitas o por capricho?
– Si vas de excursión piensa en que en el sitio a donde vayas no quede ninguna constancia de que tú has estado alli.
– ¿Tienes un rincon donde hacer un compostaje? Te sorprenderá la ausencia de malos olores y el estupendo abono que supone para tus plantas
– Fíjate en la cantidad de elementos de plástico que llegan a tus manos y piensa si los podrías evitar o sustituirlo por otro tipo de material más respetuoso con el medio ambiente y que genere menos residuo: cristal, madera, papel reciclado, etc
– ¿Has intentado arreglar lo que se estropea o darle un segundo uso?
Ser conscientes de la cantidad de residuos que cada uno de nosotros producimos, es un buen comienzo para disminuir las basuras que generamos. Todos somos responsables en mantener el medio ambiente mas limpio y gestionar nuestras basuras de manera más inteligente.
APRENDAMOS DEL PASADO PARA CONSTRUIR UN MEJOR FUTURO…