Auzolan_lerate

Una forma de hacer vencidad
El “auzolan” ha sido una de las costumbres más arraigadas en nuestra tierra.

Desde el concejo de Lerate nos parece una oportunidad la realización de un auzolan como forma de hacer para “hacer pueblo”, de formar parte de la vecindad, y objetivamente también supone una implicación en mejorar el entorno de donde vivimos.

¿Pero que es un AUZOLAN?

El auzolan es el sistema de trabajo de una sociedad organizada en comunidades que se entienden, así mismas, como colectivos de vecinos. De ahí el propio nombre del auzolan: Trabajo de vecinos. Aunque la traducción habitual sea trabajo comunitario o prestación personal.

Actualmente no son convocados muy frecuentemente. Suelen darse cuando hay algún acontecimiento extraordinario como la preparación de la fiesta del valle que cada año toca a un pueblo, o la rehabilitación de algún edificio o espacio comunal.

Un poco de historia

Al trabajo comunal se acude ahora voluntariamente pero antes cada casa tenía obligación de mandar a alguien a hacerlo. Un trabajo de ozalan era la limpieza de las balsas para el ganado que solían llenarse de tierras desprendidas en escorrentías. También era normal convocar a ozalanes para la limpieza de fuentes y pozos públicos. Los convocaba el párroco desde el púlpito por orden del alcalde de concejo o del valle. En otras ocasiones se enviaban representantes de cada casa a trabajos comunitarios para apagar incendios, arreglas desperfectos por desgracias o a una familia que tuviera miembros enfermos o impedidos.

Derechos y obligaciones vecinales

Cada casa daba apoyo y ayuda a los convecinos más necesitados ya fuera de forma particular o más comunitaria. Hace algunas décadas existía una relación mucho más estrecha con el resto de vecinos que daba pie a un tipo de compromiso y acuerdo no firmado de mutua asis­tencia. De esta manera, siempre que por necesidad de los habitantes de una casa hiciera falta echar una mano se echaba. Se hacía desde el intercambio de aperos de labranza como recados en casos de que un vecino estuviera enfermo y no pudiera levantarse de la cama. De igual manera, se visitaba a los enfermos si estos eran amigos cercanos y se acudía a los velatorios para demostrar respeto y acompañamiento a la familia del difunto.

Hasta aqui la historia

La vida en muchos pueblos a cambiado ya que muchos de sus vecinos no viven en el durante todo el año y muchos han venido de la ciudad al pueblo y no conocen las costumbre, sobre todo lo referente a la limpieza viaria.

En la vida del pueblo siempre han sido muy importantes las relaciones con los vecinos; sin duda, el trato ha sido y es más intenso que en las ciudades. Como hemos visto antes el concepto de pueblo va más allá del concepto vecino.

 Por ello en el concejo de Lerate entendemos como — vecindad — el trato que va más allá de relaciones de personas que viven unas al lado de otras, vecindad o implica relaciones estrechas y bien definidas por la tradición, y que impone tanto deberes como disfrutes.

Lo que en tiempos fue una obligación se ha convertido con los años en una oportunidad de encuentro para los vecinos. Hace décadas, el auzolan era ineludible, de manera que un representante de cada casa del pueblo debía acudir a él cuando se convocaba. Si no lo hacía, debía pagar una multa.

Las cosas han cambiado mucho desde entonces y ahora los vecinos trabajan en común de manera voluntaria. Son muchas las localidades que, a falta de otros recursos, echan mano de los residentes para acometer todo tipo de tareas, desde obras de albañilería hasta acondicionamiento de jardines, limpieza de viales……… u organización de fiestas.

Lerate y el arte de hacer la colada

Destacado

M.J. Ancin en su libro El pantano de Alloz Luces y sombras de la construcción de un embalse nos cometa que en :

En 1930 Lerate no había agua corriente en las casas. Las mujeres iban a las fuentes a por agua y bajaban al rio a lavar o lo hacían en los lavaderos. Era un trabajo duro, según cuentan se les quedaban las manos heladas y además tenían que subir el gran peso de la ropa mojada a secarla en casa.

Tampoco había electricidad, ni por lo tanto maquinas que aliviaran el trabajo domestico, así que la dura jornada comenzaba al amanecer y terminaba cuando se iba la luz del sol. Todas las actividades de la casa eran hechas por las mujeres. Limpiar la casa, cocinar ir a por agua, lavar, hacer el pan, además de criar a los hijos y atender a los animales. Un dicho de entonces refleja el lo duro trabajo que suponía: “Amasar y colada, mujer enfadada”

Lavanderas de Arlés I Paul Gauguin. 1888

Nos vamos a inspirar en este párrafo para vislumbrar una de las faenas domesticas más dura que realizaban las mujeres—hacer la colada— según la cantidad de ropa el proceso podía durar hasta tres días. Uno para mojar y enjabonar la ropa, otro para calentar el agua y pasar la colada de agua y ceniza y el tercero para el aclarado, y al final el planchado

¿Que es hacer la colada?

En Navarra todavía utilizamos esta expresión aunque cada vez menos, cuando la oímos nos pensamos que es lavar la ropa en una lavadora pero el origen de la expresión viene de hacer colar agua hirviendo entre un envoltorio con ceniza y la ropa blanca que se ponía debajo para de esta manera blanquearla y que quedara como los chorros del oro. Otra cosa muy diferente a hoy , no hace tantos años en los pueblos y algunas capitales sin luz las mujeres tenían que tenían que bajar al rio o al lavadero para esta tarea.

En lerate no hay lavadero y me dicen que no se hizo porque tenían cerca el regacho, al que bajaban por una cuesta bastante empinada.

El remojado se realizaba en la casa o en el rio, se restregaba la ropa con jabón casero y, también se golpeaba o bien contra una madera o contra las piedras, al no haber guantes como ahora se les terminaba haciendo heridas en los nudillos de las manos, en verano era más fácil, pero en invierno con el frio y el agua tan helada que bajaba las manos se les helaban y la tarea era más dolorosa.

El segundo paso era el cocido
Si la ropa la habían remojado en el rio subirla a casa era muy pesado y muchas veces se tenían que ayudar de burros.
Al principio se hacía en un cesto de mimbre que más adelante se sustituyo por un terrizo de zinc.
El cesto de mimbre se recubría en el fondo y la pared con una tela recia de lino para evitar el contacto con la ropa.

Si la ropa la habían remojado en el rio subirla a casa era muy pesado y muchas veces se tenían que ayudar de burros.

Al principio se hacía en un cesto de mimbre que más adelante se sustituyo por un terrizo de zinc. En este proceso debido a los cambios de temperatura era muy normal que les salieran sabañones en las manos

El cesto de mimbre se recubría en el fondo y la pared con una tela recia de lino para evitar el contacto con la ropa.

El cesto se colocaba sobre la coladera que era una bandeja circular de piedra con un reborde por todo el orillo y un saliente acanalado en un lado para que desagüe el agua, debajo se colocaba un barreño para recoger el agua.  

Se asentaba la ropa en el cesto y encima una tela de lienzo, sobre esta tela se ponía la ceniza cernida.

Se calentaba abundante agua en una caldera en el fuego del hogaril y la echaban poco a poco sobre la ceniza para que fuera pasando por la ropa.

El agua que salía por el chucho del terrizo se recogía y se volvía a calentar hasta la ebullición, se volvía a verter repitiendo la operación una y otra vez hasta que toda la ropa estuviese caliente… Luego había que aclararla.

Muchas veces cuando todo estaba bien caliente, tapaban el chucho del terrizo con un corcho y dejaban la ropa a remojo con el agua de ceniza. Así mismo me cuentan que solían guardar el agua para fregar los suelos.

Como anécdota nuestra vecina nos comenta que su hermana que viva en Pamplona cuando empezó a traer lejía su madre no queria saber nada de ello decía que no la podía dejar tan blanca.

El tendido dependiendo del tiempo lo hacían al lado del regacho o bien la subían a casa, y después del todo el proceso venia el planchado de la ropa con esa planchas que había que calentar o bien llenar de carbón que pesaban bastante.

Si reflexionamos un poco vemos que no hace más de 70 años la vida tanto para hombres como mujeres era bastante dura.

Fuentes:M.J. Ancin en su libro El pantano de Alloz Luces y sombras de la construcción de un embalse

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